Y llegó el sábado. Y con él mi conferencia.
Nos levantamos pronto y fuimos al museo, en el salón de actos no encontramos a nadie y empezamos a ponernos nerviosos. Bajamos a la sala donde estaban los puestos de venta de material de encuadernación y como tampoco allí había nadie conocido estuvimos viendo los puestos. Unos minutos después volvimos a subir y ya por fin encontramos a Marek y a su mujer y comenzamos a organizarlo todo, el ordenador, el texto, el cámara que estaba grabándolo todo y que nos decía por donde nos podíamos mover...
Llegó la traductora, Jitka, una mujer muy simpática que había traducido el texto completo que yo llevaba preparado. Para documentarse me contó que, entre otras cosas, había entrado en el blog, así que un saludo para ella si lee esto. La verdad es que hizo un trabajo digno de elogio, sobre todo para alguien que no esta familiarizado con la encuadernación.
Por fin comenzó la charla. Sabiendo que los participantes en el congreso iban a tener el texto completo traducido decidí enrollarme un poco mas al principio contando mi vida y mis inicios en la encuadernación y acortar todo lo posible la parte mas teórica del texto que era un poco pesada y creo que fue lo mejor que pude hacer.
Después empecé a con los libros de muestra que había preparado. Mientras yo explicaba los vídeos donde había grabado el proceso, Alaitz los iba pasando a los asistentes para que pudieran verlos de cerca. Cuando me propusieron esta conferencia me parecía que dos horas era demasiado tiempo pero al final se me paso volando. Terminé con las explicaciones cuando quedaban aún 15 minutos, así que hubo tiempo para preguntas y para que la gente se acercara a ver algunos libros que lleve.
Tras un rato de felicitaciones, preguntas, etc por fin a recoger y relajación total. La traductora tuvo el detalle de acompañarnos aun durante una hora y enseñarnos la ciudad, y tras un rato caminando acabamos un una taberna...
... brindando con una Pilsner Urquell, como debe ser en Pilsen.
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